viernes, 12 de agosto de 2005

El interior de la provincia comienza a acusar la saturación del turismo rural

Algunas áreas del interior de la provincia de Málaga han comenzado a acusar la saturación propiciada por el exceso de la oferta en el segmento turístico rural, hasta el punto de que municipios como Gaucín, Cómpeta o Frigiliana “ya empiezan a tocar techo”. Así lo han constatado los responsables de uno de los principales operadores andaluces del ramo, Ruralandalus, que actualmente comercializa cerca de seiscientas casas y un total de 82 hoteles rurales repartidos por toda la geografía regional.

“Ante el espectacular crecimiento que ha experimentado la oferta en los últimos años, tuvimos que plantear la limitación de nuestro catálogo, seleccionando muy bien los productos que comercializamos y apostando, decididamente, por la calidad en lugar de por la cantidad”, manifestó, en declaraciones a este diario, la directora comercial de la firma con sede en Málaga, Montsalud Galindo.

En este sentido, la evolución que ha descrito en los últimos tiempos el turismo de interior en Málaga se asemeja al que ha seguido en la Costa del Sol el sector turístico en su conjunto: la oferta ha crecido a un ritmo superior a la demanda, lo que ha provocado un desfase que ha afectado, sobre todo, a los niveles de ocupación y a la rentabilidad media de las empresas del ramo. “En nuestro caso, sin embargo, el problema es aún mayor que en el segmento de ‘sol y playa’, porque el turista rural se mueve por unas motivaciones completamente distintas; busca lugares tranquilos y valora, especialmente, la riqueza natural, paisajística, cultural y tradicional, y si llega por primera vez a un pueblo en el que se hospedan otros cien viajeros como él, no vuelve más”, apostilló la experta. En este contexto, la sobreoferta y la saturación podrían convertirse en la espada de Damocles de dicha actividad.

“Hemos constatado -añadió Galindo- que algunos pueblos malagueños como Gaucín, Cómpeta o Frigiliana ya han tocado techo, están completamente desbordados, y aunque somos conscientes de que la iniciativa privada no hay quien la pare, porque nos movemos en un libre mercado, los ayuntamientos deberían aplicar de forma rigurosa la ley de suelo para paliar los efectos del excesivo desarrollo del mal llamado turismo residencial y el desmesurado crecimiento de la oferta alojativa en estos enclaves del interior”, dijo.

Tras criticar que “la normativa para registrar una casa rural es demasiado flexible”, la representante de Ruralandalus señaló que la masificación que ya padecen determinadas localidades de la provincia está causando, además de efectos perniciosos en el segmento de interior, negativas consecuencias en el desarrollo de estos municipios: “se está produciendo un agotamiento del suelo, se está encareciendo la vivienda, está incrementándose el consumo de recursos, se está deteriorando el paisaje y degradando los entornos, etcétera”, denunció Galindo.

Crecen las reservas para la temporada estival
Ruralandalus, una de las empresas intermediarias más potentes en el marco del turismo de interior en Andalucía, ha incrementado su volumen de ventas, por las reservas para el presente verano, un 5,4 por ciento; un porcentaje que, además, se incrementará a medida que avance la temporada estival por las contrataciones de última hora. Según explicó Montsalud Galindo, “los clientes extranjeros tienden a reservar con mayor tiempo de antelación, mientras que los españoles se demoran más”.

En este contexto, la directora comercial de la citada compañía explicó que, en estas fechas, los turistas rurales foráneos se decantan principalmente por destinos de sierra cercanos a la costa o a grandes ciudades, para combinar su estancia en el interior con visitas urbanas o al litoral. Los viajeros nacionales, sin embargo, suelen optar por los parques y espacios naturales, de modo que enclaves como Grazalema, Cazorla y las Alpujarras son los destinos más demandados.

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